quarta-feira, 4 de novembro de 2009

Inventos en la oscuridad

De repente, de un día para el otro, descubren soluciones simples que hubiera sido fantástico conocer mucho antes. Por ejemplo, que los coches pueden funcionar con electricidad. O con luz solar. Hay quienes dicen que funcionan hasta con cocacola tibia, pero no lleguemos a tanto.
Quedémonos em la electricidad, porque Volvo va presentó el primero, y por detrás vienen otras grandes marcas. ¡Con electricidad, y lo dicen ahora! No es una solución más compleja que la gasolina: es mas sencilla. También mas barata y menos nociva. Pero en lugar de descubrirlo hace sessenta años, los señores vienen y lo descubrem ahora. Ahora que las ciudades ya están hasta el cogote de smog, ahora que ya nos gastamos un sueldo entero al año em combustible, ahora que se acaba el petróleo.
Permítanme dudar. Pero cuidado: nos es una duvida sobre la real existencia del invento, ni sobre si funciona bien o mal; es una duda sobre si realmente lo inventaron ahora y no antes. La duda es sobre cuanto tiempo están cajoneados, a oscuras, los avances tecnologicos.
Esta semana, em Suiza, se dio a conocer otro invento increíble por lo simple, por lo necesario. Inventaron um aparitito que permite recargar el celular con el calor del cuerpo. Además, el prototipo se abastece com la diferencia de temperatura entre la fuente de calor y la del ambiente, por lo que no contamina (como las baterias o las pilas).
Y, trás carton, resulta que la fabricacíon de estos generadores es diez veces más barata que lo que venimos usanda hasta hoy. Quien dice recargar el celular dice la computadora portátil, el iPod, etcétera. Es decir: parece que las pilas no eran tan, tan necesárias ¿Cuántas habremos comprado lo largo de nuestra vida ¿Cuántas habremos tirados a la basura con culpa, sabiendo que destruíamos el planeta? ¿Cuántas veces no habrá agarrado del cuello el empleado de seguridad del supermercado, diciendo "qué llevás en el bolsillo"?
Hacer larguíssimas colas para llenar el tanque la noche anterior a un aumento imprevisto; salir a comprar pilas a las tres de la mañana de un domingo para desgrabar una nota; olvidarse el cargador del teléfono en casa, y saberlo en un hotel a mil kilómetros; quedarse sin nafta entre San Clemente y Santa Teresita, caminar y caminar con dos bidones al rayo del sol; chupar esa manguerita infame para sacerle combustible a otro auto, vomitar; quedarse sin batería en el celular em medio de la nada. Todos esos baches de la vida podían haberse evitado.
Pero no: Los señores van presentando sus inventos de a poco, no sea cosa que de golpe nos convirtamos em consumidores felices. Nunca se descubre nada a tiempo, siempre tarde.
Pienso em la valija com rueditas, quizé el invento mas útil del siglo veinte, pero también la prueba de nuestra desidia. Porque la rueda se inventó al final de neolítico, y la valija común en el año 726. Entonces, ¡catorce sgilos estuvimos llevano las valijas en la mano, habiendo ruedas! ¿Por qué tardamos tanto em ponerle bolitas redondas a la vajilas, si las cosas separadas existieron siempre? Lo dicho: nos esconden la felicidad hata último momento.
Hernán Casciari
Escritor Argentino http://orsai.es

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